Un hombre camina descalzo por una senda de piedra, no sabe cómo llegó ahí o por qué está tan maltratado, no entiende o reconoce lo que hay a su alrededor, pero sigue caminando como si aquella fuera la única acción que le mantiene vivo.
Al hombre le molesta su barba que parece demasiado larga al igual que su cabello negro que parece incomodar a su vista, sus pies se sienten con llagas, sus manos, por el contrario, parecen delicadamente cuidadas, suaves y con las uñas cortadas al ras del dedo.
Su ropa gris y marrón parece estar así por la suciedad del ambiente, sus ojos se encuentran irritados y sus labios resecos, pero su cuerpo parece no pedir ni alimento ni bebida alguna para su supervivencia.
A cada paso que daban esos pies callosos, su cuerpo decadente iba acercándose a unos arcos de madera oscura, al parecer eran puertas que daban a un campo azul oscuro con árboles secos de los cuales solo quedaban ramas que asemejaban a púas.
Las manos heridas del señor detallaron la madera antes de empujarla con cierto recelo, adentro no había mucho más de lo que se veía afuera de él, como no se veían rejas ni muros que separaran el interior de las puertas con el exterior, el señor decidió entrar a dar un vistazo.
Así como ingreso, pasó por el sendero de piedra amarilla que guiaba el camino dentro de ese parche de tierra.
Al poco tiempo encontró otra puerta, esta vez menos dañada y más pequeña, el hombre miró a los lados y al igual que la primera puerta, esta no tenía paredes alrededor, repitiendo sus acciones anteriores el hombre empujó la puerta y la pasó.
Así mismo, cada cierto tiempo se encontraba con una puerta más pequeña y detallada, cuanto más se adentraba en el bosque más belleza encontraba, ya no era un parche muerto de tierra, pues ahora se asemejaba a un bosque en su mayor esplendor, flores vibrantes presumían, sus verdes potentes le invitaban a caminar para más adentro, las hojas que antes parecían inexistentes crecían a un ritmo acelerado hasta tener el tamaño de una mano.
El hombre recorría aquel paraíso cuál si fuera lo único que existía, corría enloquecido por las plantas que le daban la bienvenida cada que pasaba una puerta; sin embargo, llegó el cansancio y por más que el dueño del cuerpo quisiera seguir recorriendo aquel mágico bosque, no podría.
El hombre se dio la vuelta para encontrar la diminuta puerta por la que había acabado de pasar, pero aquel diminuto trozo de madera se había desvanecido en lo profundo del bosque, hasta ahora se daba cuenta el hombre de que la oscuridad le limitaba la visión, una oscuridad que le había empezado a acompañar un buen trecho atrás.
Dejó, pues, de buscar la puerta y mejor se fijó en el suelo, sus pies habían dejado de pisar las rocas con la última puerta, por lo tanto, a sus pies solo había tierra, suave, marrón y regada por donde camina.
El hombre continuó con su siguiente plan, camino derecho por donde recordaba haber venido y continuó así por un largo rato hasta que después de varios descansos se dio cuenta de que por más que caminara en línea recta no recordaba más que el bosque muerto.
En la ansiedad que empezaba a afrontar el hombre corrió desesperado buscando una salida, alguna puerta, un árbol muerto o siquiera el sendero, pareciera que el espacio en el que estaba era infinito, pues por más que corriera no salía de aquel verde profundo que parecía estarlo devorando, como última opción el hombre se recostó contra un tronco ancho decidido a dormir confiando en despertar en el sendero de piedra amarilla en el que había iniciado.
Tres y cuatro noches pasaron por encima del hombre que seguía recostado, no se movió o trato de llamar la atención, cinco y seis días hicieron que su estómago rugiera con furia, siete, ocho y nueve días pasaron mientras un cadáver vivo le hacía saber a los carroñeros que aún no era su momento, pensó, rezo, soño.
Sin embargo, tan adentro había escarbado que decidió perecer sin buscar una solución.
Pido perdón por no haber subido relato el jueves, aún no me acostumbro a esta distribución, pero prometo que no volverá a pasar.
Aquí tenemos es relato 37 espero que lo hayan disfrutado y que intenten no perderse en un bosque mágico, nos vemos este jueves adiós.